Parvaez Sharama: la vida de ser gay y musulmán

Parvez Sharma, director de cine y activista de la comunidad LGBT+ ha logrado documentar algo de una forma increíble. Solo con su celular, documento el ritual del hajj, la peregrinación musulmana que tienen que hacer. Es una ceremonia privada y prohibida de filmar y aun así la ha presentado; “A sinner in Mecca” (un pecador en la Mecca)

Pero esta no es la primera vez que Sharma entra en controversia por sus películas. Su anterior documental “A Jihad for love” (Un Jihad para el amor) fue prohibido en mucho países del Medio Oriente por tocar el tema de la homosexualidad musulmana. 

Habla desde dos perspectivas propias en estos trabajos documentales, de su salida del clóset como homosexual y su vida de musulmán.


A jihad for love (2007) / Mubi

Parvez Sharma creció en un pequeño pueblo en el norte de la India. Desde niño se interesó en la fotografía y el cine con películas que su madre tenía como Lo que el viento se llevo o libros como Berlin Diaries. En 2006, el gobierno estadounidense le otorgó una visa que aprovechó para desarrollar sus habilidades en el medio.


Ha realizado películas intrépidas sobre la fe, la identidad y la justicia social, ganadoras de múltiples premios incluso. Su filmografía incluye muchas premisas mundiales y personales dentro de sus vivencias por América y Asia. En los últimos años, estos trabajos han logrado esta discusión y pensamiento crítico desde el ojo occidental como oriental.


A sinner in Mecca (2015)

“Gracias a mi última película, conocí mucha gente gay en Arabia Saudita. Establecimos cuidadosamente una amplia red clandestina, y enviamos estos DVDs a diferentes países. Sé que en muchas ciudades de Arabia Saudita, entre ellas Riyadh y Jeddah, se organizaron presentaciones de A Jihad for Love en habitaciones y salas. Las personas siguen poniéndose en contacto conmigo y me dicen: Vi tu película y cambió mi vida”, comentó Sharma para una entrevista con Vice.

“Como en cualquier parte del mundo musulmán, la regla básica es no preguntes y no cuentes. Si no vas por la calle con una bandera del orgullo gay, estás bien. Pero no estarás bien si te descubren. Este país no respeta los Derechos Humanos y lleva a cabo decapitaciones en público todo el tiempo. El abuso tiene que parar”.





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